Al igual que los penes, de los que hablamos en otro post, no todas las vulvas son iguales, cada una tiene características que las hace diferentes unas de otras como lo que sucede con cualquier otra parte de nuestra anatomía. Ni el color ni la forma de cada vulva no influye en la función de los genitales.
Las mayores diferencias se encuentran en los labios menores y el clítoris. Según su tamaño, color o forma podemos hacer una pequeña clasificación de los tipos de vulvas.
Ojo cerrado, beso o muñeca.
Esta vulva es la que menos destaca, los labios menores son pequeños y estrechos y están cubiertos por los labios mayores. Muy lisa y uniforme, similar a las vulvas representadas en las muñecas, de ahí uno de sus nombres.
Mariposa.
Vulva que destaca por ser muy llamativa. Los labios menores son muy grandes y abiertos y sobresalen hasta solapar los labios mayores, similar a la forma de las alas de una mariposa.
Abanico o bata de cola.
Este tipo de vulva es una variante del anterior ya que los labios menores sobresalen del mismo modo pero tienen la peculiaridad de que son ondulados.
Cisne o percebe.
Destaca por el tamaño de su clítoris, que es un poco mayor al de los otros tipos y queda más expuesto a la estimulación externa.
Llama olímpica.
El capuchón del clítoris de este tipo de vulva es muy grande y tiene forma de llama, al excitarse crece y se ve con facilidad.
Tu cuerpo no tiene porqué tener una forma específica de vulva, sino que puede compartir varios de los distintos rasgos que os hemos explicado.
Es muy importante conocernos para aprender a querernos, no hay vulvas ni mejores ni peores, todas están dispuestas a dar y recibir placer.
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