9/12/14

Deja sitio para el sexo

En el mundo en que vivimos hoy nos está convirtiendo en marionetas de una existencia marcada por las agendas, los horarios complicados y las prisas por hacerlo todo a tiempo. Comida rápida, café para llevar... El peligro está cuando se extiende este estrés hasta la vida íntima. Sin querer, estamos equiparando el pedir una pizza con tener sexo rápido y mediocre por complacer a la pareja. Son estas pautas de conducta emocional las que nos conducen directamente a la frustración y, en ocasiones, a la rotura de la pareja.

No es lo mismo darse una ducha de 5 minutos o tomar el café de camino al trabajo que tomarte tu tiempo relajadamente para asearte y desayunar tranquilamente mientras lees el periódico. Pues eso es lo que tenemos que evitar a la hora de tener sexo. Tenemos que tomárnoslo con calma, disfrutar, estar relajados y cómodos. Cuando nuestra vida es un caos es fácil caer en la rutina de quedarte sin tiempo para ti y cuando te quieres dar cuenta estás metido en un “aquí te pillo, aquí te mato” sin ni siquiera quitarte los pantalones ni la camisa. El sexo es más que eso. Por supuesto que disfrutamos de “uno rapidito” de vez en cuando, pero cuando se convierte en rutina no quedan más que silencios incómodos, miradas perdidas, la mente en otra cosa...


La sexualidad supone una gran parte de la felicidad de la pareja, así que debemos planificarnos bien, estructurar nuestras vidas revueltas y tomarnos un momento para nosotros e intimar. No hay nada mejor que llegar cansado del trabajo y relajarse con un masaje, un abrazo, besos, caricias… Pensad que el sexo quita el estrés, ayuda a dormir, descansas mejor, destensa los músculos, en conclusión, ¡todo ventajas!

Buscad el momento: ¿tienes que ducharte? un bañito en pareja; ¿tienes que poner la lavadora? pues úsala de apoyo en un arrebato de pasión. Hay posibilidades por toda la casa.

Ropa interior sexy, juguetitos eróticos, velas, perfume… Pon en marcha el juego de la seducción y quítate (o quítale) las presiones del día antes de la cena.

Y bueno, no todo tiene que centrarse en la penetración, hay miles de posibilidades: mastúrbate frente a tu pareja y que él/ella haga lo mismo. Practicad unos preliminares infinitos que acaben con el mutuo clímax y dejad que vuestros gemidos se fundan en uno.

Cuando alguno de los dos tiene mucha presión encima, es normal dejar un poco de lado el sexo pero, cuando esto ocurre, no hay nada mejor que hablarlo con nuestra persona de confianza más querida. ¿Quién nos comprende mejor que quien nos ama? Las relaciones se basan en la comunicación y en la confianza, y el sexo también se alimenta de esas dos cosas.

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