12/12/14

Educar en la sexualidad

Debemos formar a los niños en la sexualidad desde que nacen, con naturalidad. Los padres y las escuelas necesitan información y asesoramiento sobre salud reproductiva y el comportamiento sexual responsable. Los humanos somos seres sexuales, y desde la más tierna infancia ya tenemos curiosidad por nuestro cuerpo, no es de extrañar que los niños se toquen a menudo. Estudios han demostrado que incluso ya en el vientre materno los varones tienen erecciones. Por supuesto, el nivel de la educación que se les debe prestar en este aspecto a los jóvenes en las escuelas debe estar estudiado cuidadosamente, tiene que ser profesionales los que impartan este tipo de clases o charlas. Si se transmiten bien los distintos conceptos sobre sexualidad podría ayudar a abrir los ojos de los chavales a la necesidad de una mejor comprensión de la salud sexual y la demanda de un mayor sentido de responsabilidad por su comportamiento sexual. La educación en las escuelas y en el hogar debe cubrir una amplia variedad de temas, incluyendo la menstruación, la menopausia, el embarazo, la fertilidad y la infertilidad.


También se debe abordar preguntas sobre la anticoncepción, enfermedades de transmisión sexual (ETS) y la explicación del funcionamiento de los órganos reproductores.

La mayoría de las niñas comienzan a menstruar entre los 8 y 16 años, a esas edades si no se explica bien la situación puede originar rechazo a algo que es natural.

Otros temas que debemos tratar con los jóvenes son el embarazo y sus etapas, la infertilidad y la impotencia. La infertilidad es la condición en la que una mujer no puede concebir; cuando un hombre no puede fertilizar un óvulo se le llama impotencia. Las mujeres que pueden quedar embarazadas, pero que no puede incluir un embarazo hasta el nacimiento a término o real, a veces también se considera infértil.

Si estos conceptos son importantes, más aún lo son el enseñar una correcta higiene íntima a los niños: cómo asearse solos, cómo limpiarse después de hacer sus necesidades, secarse muy bien y con mucho cuidado después de la ducha, cambiarse la ropa interior todos los días, etc.

Y, por supuesto, cómo prevenir las enfermedades de prevención sexual (ETS). El método más sencillo y el más conocido: el uso del preservativo. Que los adolescentes aprendan a ponerse el condón significará un cambio muy grande hacia una cuidada salud sexual. Los cambios en la adolescencia marcan nuestras vidas, marcan cómo seremos de adultos, por ello es tan importante que guiemos a los jóvenes para que sepan desenvolverse solos en este ámbito sin correr riesgos.

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